jueves, 22 de mayo de 2014

Crisis

Ni san ni sa ni brisa ya corren mi nube de algodón.
Ni los, ni nos, ni vos ni yo debemos cargar esta cruz.
Ninguno de los dos tiene que hacerse cargo de lo que nos está pasando.
Comprender, aceptar.
Entender y abrir los ojos.
Hicimos nuestro camino al caminar, y hoy decidimos frenar acá, no vamos al mismo lugar.
Supimos que no apuntábamos al mismo lado y que las cosas que vos querías no era lo mismo que yo me proponía.
Traté de hacer a mi bien tu bien,
y ves bien que me salió mal.
Fallé, como las tantas veces que lo hice con vos.
No acostumbro a fracasar.
Ni a perder en mi propio juego.
Dijiste hasta acá ya fue, me voy, mi vida no está junto a vos.
Quisiste alejarte de mí, pero te aseguro que la distancia que quieras mantener no va a cambiar en absoluto lo que siento.
Ya me canse que te de igual si soy feliz o no lo soy.
Estoy harta de que te de lo mismo mi existencia, si estoy o no, si te apoyo o no. Quiero que te importe. Quiero importarte.
Comprender, aceptar.
Parecía tan fácil como sumar tu amor y mi lealtad, mi ternura y tu amistad.
Cuando empezamos parecíamos tan eternos, nada era complicado, teníamos expectativas infinitas. Era todo normal, todo como siempre quisimos que fuera.
A veces Marte y Venus se llevan mal
Dos planetas, aunque estén en una misma galaxia, pueden ser totalmente distintos.
No es cuestión de maldad.
Es duro aprender a amar.
A la fuerza, a cuesta de acierto y error, a la propuesta de terminar con todo pidiéndole al corazón que deje de sentir.
Y acá estoy despidiéndome,
Aunque no quiera.
mascando tu rencor, lo sé.

No me quedo más que aceptar,
soy tan culpable como vos.
De habernos dejado estar.
Yo también deje de regar
la flor de la superación.
Y siento que no nos pudimos olvidar, a pesar de todo. Fuimos los dos.
Comprender, aceptar.
Prometiste cuidarme sin importar
y hoy ya no importa mi bienestar,
Cuántas promesas rotas...
Lo importante es tu ansiedad.
Ahora solamente importa lo que vos sentís... ¿Y yo no tengo sentimientos? Sos tan ciego, no te diste cuenta que a mí también me duele.
Regió mi vida al azar una vez ¿sabés?
No me gusta apostar,
siempre me tocó pagar.
Cada vez que me la jugué por alguien, terminé mal. Capaz en el juego pierde el que quiere más.
Yo me propuse superar tu ausencia a pesar del dolor.
Me prometí que te iba a olvidar costara lo que costara.
Vos preferís no analizar, seguís en busca del amor.
Vos en cambio, olvidaste fácil, y ya estás en otra (y con otras).
Comprender, aceptar
Por más gotas de sal que le robe al mar, por más flores que un rosal, hoy nos toca despegar.
Haga lo que haga, aunque trate de arreglarlo o busque lo imposible, no vas a volver. Es tiempo de entender que te tengo que dejar ir de una vez por todas.
Por más gritos de paz, por más soledad
Que hoy castigue mi voluntad.
Por los dos ya no va más.

Y acá estoy despidiéndome
Mascando tu rencor, lo sé.
Estoy confiando que el tiempo nos dirá qué hacer.


El tiempo nos dirá que así estuvo bien.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Querido diario:

Después de tantos días y noches carcomiéndome la cabeza, al fin decidí contarte mi historia. No es de esas historias de amor, de las que es correspondido y libre, de las que el príncipe azul se casa con la princesa y viven felices para siempre. Tampoco es de las trágicas, las imposibles, o en donde siempre uno muere y el otro se suicida para estar con su amado. No, esta es distinta. Se trata de algo real, de algo basado en personas que existen, que van y vienen, que se separan por los orgullos, que niegan al corazón que sienten algo para no volver a herirlo. 
Lo conocí un Noviembre del 2012, y ¿qué iba a saber yo que se iba a transformar en algo tan importante? Tenemos tanto en común. Nos gusta la misma música, compartimos las mismas pasiones, pensamos distinto en muchas cosas pero en cierta forma, nos complementamos. Tiene todo lo que busco, y yo le puedo dar todo lo que él necesita. Pero siempre existe un problema: La cagué mil veces, y él también. Nos fuimos "devolviendo" las cagadas, y vengándonos uno del otro, sin darnos cuenta que era inútil y que lo que sentíamos se deterioraba con cada boludez cometida. 
Sí, lo admito. Lo hice sufrir, pero él también a mí. Nos lastimamos, nos padecimos. Nos dejamos ir mil veces, para volver a caer en la misma, en que no podemos estar separados. En que juntos somos mejor. "Te cansaste de mí, yo me cansé de vos, pero cuando nos miramos sabemos que no es verdad". 
Después de un tiempo volvimos a dejar de ser dos extraños que ni se saludaban cuando se veían. Nos dimos otra oportunidad, porque todos se merecen una más, ¿no? Pero se repite la cagada, es traumático y cansador saber que aunque nos queramos tanto, no vamos a poder seguir nunca. Vamos a seguir viviendo con la pregunta en nuestras cabezas, de qué habría pasado si las cosas se hubieran dado distintas y mejor. Nos hartamos de golpearnos, de tocar heridas que nunca terminaron de sanarse pero de querernos, siempre, a pesar de todo. ¿Quién nos da el derecho a seguir haciéndonos mal? Sé que no somos perfectos, que todos cometemos errores, y que se aprende de ellos. Es por eso que dudo tanto. Es dificilísimo decidir si seguir peleando, seguir luchando por que estemos juntos, o simplemente dejarlo ir, dejar que haga su vida con otra y yo la mía con alguien más (y quizás, mejor...). Es mi decisión si decirle BASTA, no por tirar la toalla sino por darme cuenta que no vale la pena seguir sosteniéndola. Me ahorraría tantas cosas si lo hiciera, si al fin dejara de hablarle y de ponerle ganas para llegar a ser algo. Pero no quiero. ¿Cómo hacer que quiera estar sin él? Yo quiero que sea el pibe que me haga sonreír cuando todo esté mal. Ese que me haga reír después de una pelea con mis viejos, o de uno de mis tantos fallos en el colegio. El que sea mi punto de apoyo, el que me ponga los pies en la tierra pero al mismo tiempo me haga volar. Porque lo hace. Y sigo pensando que sería una pena que todo lo que pasó quede guardado en la cajita de recuerdos. 
Tampoco tengo ganas de ser tan pelotuda como para dejarlo ir. Tengo todas mis expectativas puestas en nosotros. Y todas mis esperanzas. Estoy, en cierto modo, encadenada a él. Y tengo un miedo profundo de perderlo. Quiero creer que estos malos capítulos no significan el final de la historia. Quiero pensar que no lo quiero por costumbre, sino por amor. Quiero que no me falte nunca, que dejemos de lado nuestros orgullos y estemos juntos de una vez por todas. Que nos dejemos de joder.
Yo sé que algún día; o nos vamos a cansar de empujarnos, o nos vamos a haber empujado tanto que ya no va a haber forma de volvernos a juntar. Voy a esperar ese día con ansias, para saber qué hacer con él y conmigo misma. Para acomodarme, para encasillarme de nuevo y empezar a avanzar en un camino distinto, y lejos de él. Pero hasta ese día, me conformo con saber que somos dos personas que se quieren, y que existe una mínima posibilidad de ser felices. 
Gracias diario, por escucharme como nunca nadie lo hizo. A veces necesito alguien en el cual tirar mis problemas pero sin recibir respuesta. Solamente que me escuche.

viernes, 9 de mayo de 2014

Bajo la misma estrella

Todos peleamos en la guerra que es vivir. Todos estamos bajo la misma estrella, estamos adentro del mismo barco: quizás algunos se encuentren en primera clase y otros en las bodegas pero al final, si el barco se hunde, nos morimos todos.
Nos empeñamos en pasar en esta vida el mayor tiempo posible: queremos sobrevivir. Lo que las personas no nos damos cuenta es que la vida no se trata de eso, de permanecer con funciones vitales; se trata de vivir: sobrevivir y vivir no son lo mismo. Alguien vive realmente su vida cuando aprovecha cada instante, cuando hace "infinitos en días contados", cuando a pesar de las dificultades sigue en pie y busca sacarle el potencial máximo al espacio y tiempo, cuando hace que todo valga la pena (y la felicidad).
Uno vive cuando disfruta de la vida, no cuando su existir gira en torno a seguir en ella. Permanecer vivo es mucho más que permanecer sobreviviendo. Vivir implica ejecutar tu esencia, luchar por ideales, amar con locura y actuar con pasión. Sobrevivir te limita a seguir respirando, a que el corazón lata y a que satisfacemos necesidades básicas. ¿Y quién quiere morir habiendo siendo eso el único legado que dejó?
Nadie. Nadie quiere irse de este mundo sin saber que marcó a alguien, aunque ese "marcar" pueda traer heridas: no se puede dejar huella al irse, sin lastimar. Y es inevitable.
Eso explica por qué la gente llora cuando un actor famoso, un artista reconocido o un inteligentísimo inventor fallece: porque dejó huella. Pero hasta la persona más ordinaria y común deja huella, marcas y cicatrices en alguien, y quizás sean todavía más valiosas: incluyen privacidad, secretos y uniones irrompibles entre el marcado y quien marcó. Nadie muere en vano, aunque su vida se haya basado en sobrevivir, aunque no haya sido de influencia, todos dejamos marca, en mayor o menor proporción, y así todos dejamos también heridas al dejar nuestro mundo.
Cuando leí (y sufrí, y lloré) "Bajo la misma estrella" aprendí cuáles son las maneras en las que se puede vivir. Aprendí que una historia triste puede enseñar muchas cosas si está bien contada. Aprendí que pueden existir "pequeños infinitos ∞", que "el mundo no es una fábrica de conceder deseos". Que no siempre las cosas se van a dar como uno quiere y que hay que aprender a sobrellevarlo, superarlo y retomar con tu vida. También aprendí que "si no existiera el dolor, ¿cómo conoceríamos el placer?" ¿Cómo conoceríamos el disfrute si nunca sufrimos, o valoraríamos el acierto si nunca nos equivocamos? ¿Cómo apreciaríamos el estar en pie, si nunca no nos pudimos levantar del suelo?
Estuve inmersa en esta entremezcla de metáforas, palabras enlazadas y poesía que conforman este libro. Endendí que hay dos cosas inevitables: el amor, y la muerte.
Por eso mientras que no nos toque morir, ¿por qué no aprovechar cada segundo amando?
Aprendí lo valioso que es el tiempo y que nunca nos va a alcanzar lo suficiente. Que nunca vamos a saber si hoy va a ser nuestro último día, entonces, ¿cómo privarnos de los sencillos placeres cotidianos? ¿Por qué dejaríamos pasar cada oportunidad para decir la verdad, o intentar cosas nuevas?
Así me vi llorando por alguien que ni siquiera existe, que nació en la imaginación de un autor y cobró vida a través de un papel; y me vi enamorándome de un personaje ficticio, al cual únicamente pude y voy a poder revivir volviendo las páginas de un libro.
Te recomiendo este libro si buscás una historia no solamente de amor, sino de miedos, deseos, inquietudes, enojos, pasiones, deducciones y debilidad.
Te la recomiendo si querés enamorarte tanto como yo de una pareja que conforma una perfección indescriptible a pesar de sus imperfecciones, y te recomiendo esta historia si querés saber, y averiguar, qué significa realmente vivir.