viernes, 5 de septiembre de 2014

Poder decir adiós es crecer

Creo que en momentos como ahora lo mejor que puede hacer una es cortar todo, mirar hacia abajo y pensar. Solamente pensar. ¿En qué? En cómo seguir después de todo. Cómo seguir cuando ya me había acostumbrado.
Y sí, nuestra historia pudo haber sido mejor. Y más larga. Y menos conflictiva. Pero lamentablemente esos fueron ideales que no logramos alcanzar.
Todavía resisto la tentación de abalanzarme encima tuyo y rogarte que no me dejes. Que no me abandones, que por favor, te necesito en mi vida.
Pero necesito controlarme.
Porque cada problema mío tiene tu nombre. Porque cada vez que pienso en vos se me vienen a la mente palabras, y no exactamente las mejores. Porque cada vez que te veo siento como si me pegaran una patada en la panza, y porque siempre fue así nuestra historia, más dolores que placeres. Una de cal veinte de arena. Heridas que nunca pudieron cerrarse, y que todavía queman, a pesar del tiempo que haya pasado.
Sos de esa clase de persona sobre la cual la gente escribe canciones, pero de las tristes. Fue demasiado fácil quererte así, y tan difícil olvidarte. Y nunca pude terminar de entender por qué te fuiste. No estabas listo, tenías muchas cosas que pensar, así como yo las tuve tiempo atrás. Pero no sé si era tan necesario devolverme lo que yo te hice... No esperaba que lo hicieras.
Sólamente dejame decirte que fuiste mi primer amor, y a m o r con todas las letras. Hice por vos cosas que nunca me hubiera imaginado hacer por nadie, y no me arrepiento de nada, a pesar de todo. Pero también tengo que aceptar que ya está, no vas a volver, y no hace falta que me lo digas porque ya lo sé, porque te conozco demasiado.
Igual no te preocupes, tantas veces me tocó superar que ya estoy acostumbrada a las desilusiones, y no vas a ser la excepción.
Le vendiste mentiras a un comprador que buscaba sinceridad. Todo lo que hiciste fue en vano, todo lo que hice yo también.
Los perdones, ahorrátelos. Los "ya sé que me voy a arrepentir de esto" también.
No necesitaba excusas. No quería que me dijeras que siempre me quisiste, ni que siempre te imaginaste conmigo, porque nunca lo logramos. Nunca llegamos a eso. "Este amor nunca vio la luz, no sintió el calor, no sufrió el dolor, no vivió el morir". Y tal como dice la frase, nunca nos aprovechamos, y eso que lo intentamos tantas veces.
Ya fuiste. Por más que me sigas importando y que te recuerde como mi primer amor, no lo supiste apreciar.
Espero que algún día sepas hacerlo.
Sólo sos un nene que juega con el amor.
Cuando sepas de la vida y lo lindo que es querer, acordate que fui una nena, y que te quise como mujer.

Hamlet

Le decían el príncipe de la duda. El de la vacilación. El que nunca supo decidir entre un sí o un no. El típico "ser o no ser" que se vive preguntando a sí mismo, qué elección tomar.
Porque en esta vida todo depende de las elecciones que tengas, del camino que elijas. 
Y así me pasa con la mayoría de las cosas que hago en mi vida. Porque al principio me encantaron, me hicieron feliz y era lo mejor que me podía haber pasado. Pero a medida que pasa el tiempo se deterioró el entusiasmo, las ganas y todos los ideales e iniciativas. Capaz de tanto insistir, tanto que te guste y que ames algo, te termina cansando en algún momento. Y no solamente de tanto ponerle ganas, sino que a pesar del esfuerzo nada cambia, seguís estando en el primer escalón de una escalera que parece cada vez más alta.
Qué horrible dar todo y que nunca alcance, nunca sea suficiente.
Pero aunque te hartó seguís. Por qué? Porque sabés que por más cansado que te tenga, lo amás, y es parte tuya, y sabés que te vas a arrepentir.
Te importa eso ahora?
Termina siendo una propia decisión, si parar aunque sabés que te estás equivocando o seguir, pero con la incógnita de nunca saber si va a dar frutos.
Un consejo? Nunca te quedes con la duda. Sacá tu curiosidad. Lo que más importa es que vos te sientas bien con tus decisiones, y la mejor justificación para una acción, para responder por qué hacés tal cosa, siempre va a ser "porque me hace feliz".

Ahora entiendo a los que hicieron cosas de las que sabían que se iban a arrepentir pero igual las hicieron. Simplemente porque llega un punto en el que te da lo mismo seguir que dejar.