jueves, 11 de julio de 2013

Abajo de la máscara

Todo el mundo se hace el poético, el bohemio y el filósofo con la frase de "just smile", o pelotudeces parecidas, pero qué saben ellos de la cantidad de veces que lloramos en silencio para que nadie nos escuchara? Qué saben de las lágrimas que reprimimos por miedo a que alguien nos viera? Qué saben ellos de los innumerables nudos en la garganta que nunca pudieron descargarse, o las veces que lloramos en la ducha para que nadie nos escuchara? Las lágrimas secas, esas que sabemos que están pero no caen porque no tienen que hacerlo, porque no las dejamos, las retamos. Cuántas veces fingimos estar bien? Cuántas veces pretendimos sonreír cuando estábamos quebrados adentro? Cuántas veces pretendimos ser fuertes? Era opción no serlo? Realmente podíamos llorar? Podíamos demostrar lo que sentíamos por dentro? Esas lágrimas, las invisibles, las que nunca se dieron a conocer, las que demuestran sensibilidad y... fragilidad? Esas son justamente las lágrimas que más mal hacen. Las que dejan marca, las que demoran mucho tiempo en enjugarse.
Las más difíciles de secar.

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