miércoles, 12 de febrero de 2014

Despegar

Voy a dejar que el destino lo maneje a su voluntad, que las cosas se den como se tengan que dar y voy a convencerme de que el tiempo y las circunstancias nos van a decir qué hacer.
Voy a seguir la ley del menor esfuerzo, dar lo único e imprescindible, lo justo y necesario, nunca de más.
Voy a mantener todo así como está, así como estamos. Sin ser nada pero al mismo tiempo siendo algo. Siendo amigos... con recuerdos. Que son solamente eso, pasado escrito demasiado profundamente como para ser borrado con una simple decisión. Pero supongo que así estamos bien y así tiene que ser.
Dejarme ir a la deriva de lo que me lleve la vida. Poniendo mi parte, mis ganas, mis aceptaciones totales a lo que me depare. Pero nunca forzar nada.
Porque me gusta que me gustes, y justamente para salvarnos a nosotros mismos es la razón por la cual decido hoy dejarte ir, o más bien, dejarme ir a mí misma, pero siempre con firmeza.
Si se tiene que dar, se dará. Si no, entonces buscaré que mi cabeza y mi corazón te arranquen totalmente y estén abiertos a nuevas vibras.
No más esfuerzos inútiles ni pérdidas de tiempo. Ya no tengo excusas para no aprovechar el hoy, con vos, o sin vos.
Ya no pongo peros como respuesta.
Y estoy segura que en algún momento, si mi intuición de que sos eso que siempre quise no falla, el destino nos va a volver a juntar.
Capaz aprendamos a amar, a dejar de lado el orgullo, capaz aprendamos a que nos deje de dar igual la vida del otro. Capaz aprendamos a priorizar, y a esperar.
Capaz se unan los caminos separados que cada uno tomó, y en vez de hacer la mía y vos la tuya, empezaremos a hacer la nuestra.

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